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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 27 de septiembre de 2.010
Como lo dijimos en nuestro programa del lunes 13 de septiembre pasado, trataríamos sobre:
¿Qué es la moral y qué es la ética?
Nuestras creencias, experiencias, tradiciones, religión, dolores, esfuerzos, trabajos, depresiones, presiones, alegrías y tristezas, van formando nuestra moral. La moral es muy individual, pertenece a una esfera íntima. Todos tenemos una que consideramos la mejor. Tal vez podríamos aceptar que la moral de los demás es tan buena como la nuestra, siempre y cuando no dañe a nadie; que por la alteridad, debemos ver al otro, situarnos en su posición, para darnos cuenta que ese otro también tiene sus necesidades, dolores, sufrimientos, amores, alegrías y penas que le da su sentido moral. La moral está muy vinculada a la conciencia interna individual, a las emociones y ella determina nuestras acciones, nuestras costumbres, nuestras limitaciones y libertades. La humanidad no está sólo movida por el oro y el plomo, o sea el dinero y las balas, sino que la mueve sus emociones, sus sentimientos, sus rabias y amores. Las emociones desagradables producen siempre consecuencias desagradables y las emociones agradables producen resultados perfectos. Tal vez, dándonos cuenta que es mejor hacer el esfuerzo para cultivar las buenas emociones mediante pensamientos constructivos, lograremos romper los vínculos que nos mantienen atados a la pobreza. Y no digo que debamos “luchar contra la pobreza”… ¡Realmente no! Debemos trabajar, primero y con urgencia en nosotros, para lograr la riqueza. Y no digo que la riqueza la constituyan las finanzas, el dinero o el oro, porque abundan quienes teniendo mucho oro, continúan siendo pobres y quienes con poco, lo tienen todo. Debemos trabajar para hacernos primero ricos mentalmente. Una acción realizada en un lugar aislado, digamos en un cuarto donde nadie intervenga, por más antijurídica que sea, puede que no tenga ninguna consecuencia legal, ya que aun el más atroz delito cometido en la mayor oscuridad y aislamiento, tal vez nunca tenga la sanción jurídica adecuada, es decir no funcionará la justicia penal, pero sí tendrá efectos o consecuencias a nivel moral, a nivel íntimo. Toda mala acción, aun cometida en el más profundo silencio, contendrá en sí un resultado directamente proporcional al daño producido y por tanto será el causante de esa acción, quien sufra las consecuencias. Ya hemos tratado sobre la moral, pero ¿qué es la ética, que tanto se menciona? Ella es la filosofía de la moral. La filosofía es el amor a la sabiduría y esta es algo que se vive. ¡Sí!, la filosofía pertenece a las vivencias cotidianas, al descubrimiento que continuamente vamos haciendo de las cosas. Al acercarnos cada vez más a la verdad, amándola, vivimos la filosofía. Al perfeccionar esa moral, al darle una alta calidad, al lograr el ideal de las acciones correctas, la vamos puliendo. Tal vez la recta acción, el recto hablar, el recto pensar se acerque más a ella. La ética es la alta moral; el ideal de la moral perfecta. De manera que nuestra recomendación es que actuemos siempre de la mejor manera posible.
