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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 6 de junio de 2.011
Cada día vemos que la violencia se incrementa y nos parece poco lo que podemos hacer. Se proponen diferentes formulas para disminuir esos niveles y obtener mas seguridad, tales como el desarme; leyes mas estrictas con mayores penas; mas vigilancia y control policial; el ejercito en la calle; cámaras ocultas; alarmas; autos blindados; facilidades en las denuncias; mejores condiciones sociales y económicas a la población; y con todo y eso, la situación persiste: ¿Que podemos hacer ante un mundo que aparenta no querer vivir en paz? Cuando se creó la Sociedad de las Naciones se creyó, que a través de la comprensión de todos los representantes del mundo, lograríamos entendernos y se terminarían los conflictos. Pero eso no sucedió, al menos como se pensaba. Al transformarse en la Naciones Unidas y su principal objetivo, de crear un mundo en Paz, también esos sueños quedaron en parte frustrados ante el recrudecimiento de problemas armados en diferentes naciones, que no pudieron ser resueltos mediante el concierto de las naciones. Establecer la paz en la sociedad ha rebasado los acuerdos o tratados internacionales, porque a veces tras las firmas, se esconden las causas de nuevos conflictos. Las sociedades son semejantes a las personas que las forman, tal como las edificaciones tienen las características del material utilizado. Desde diversas perspectivas se nos ofrecen soluciones, que no deben ser desestimadas y cada quien tiene su grano de arena que aportar. Sea desde el punto de vista político, donde las herramientas del poder se usan y son aceptables siempre y cuando no se utilice la violencia como mecanismo de solución. La ley tratando de promover el equilibrio o castigar la infracción. Las ciencias que estudian al cuerpo humano, investigando las causas y sumando esfuerzos para superar los desequilibrios orgánicos; los estudiosos de la conducta humana, poniendo en práctica métodos para mejorarla; los artistas con su musicalidad promoviendo la unión y la paz; los escritores y soñadores, llevando a través de la literatura, su inspiración y creencia en un mañana mejor. Hay quienes dicen que debemos volver a los antiguos postulados; el ser humano debe superar sus temores y tristezas, sus debilidades y rencores, para transformarse con disciplina en un ser feliz y prospero. Por ello recomendamos persistir en lo que nos toca hacer, para poder formar una sociedad en paz.
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