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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 1 de noviembre de 2.010
No podemos pasar por alto el dolor que embarga a la etnia de los Yanomami en nuestra selva amazónica venezolana, quienes están padeciendo la temible enfermedad de la Malaria Tropical o paludismo, tan grave como devastadora. Ya van más de 50 las victimas y más de 100 los infectados, lo que constituye una verdadera catástrofe, por lo que se requiere con urgencia, una inmediata ayuda. Es necesaria la intervención de médicos y el suministro de medicinas, para que puedan recuperarse quienes están padeciendo de ella, y lograr controlarla. Hay regiones tan apartadas y lejanas que solo puede accederse a ellas a través de Helicópteros, que bien pueden ser suministrados por el Gobierno, para llevar las medicinas y el personal que los pueda atender. Otro de los recursos de extrema importancia es el suministro de radio transmisores, con energía solar, para estos grupos apartados de la civilización, puedan comunicarse y aun pedir el socorro que requieren para defenderse de los buscadores del oro y de piedras preciosas brasileños, como son los Garinpeiros, quienes deben ser controlados por el gobierno, para evitar la devastación que hacen de nuestras selvas, al contaminarlas con el letal mercurio, en sus frenéticas búsqueda para la obtención del preciado metal dorado, contaminando además a los animales que allí habitan. Hemos conocido los esfuerzos de una valiente mujer como lo es Christina Haverkamp, quien tiene más de 20 años, trabajando con los Yanomami y actualmente está dedicada a la construcción de ambulatorios, para que los indígenas puedan ser atendidos y curados, cuando ya sus propios métodos no les son suficientes. Son ellos seres humanos con múltiples necesidades, quienes viven en condiciones muy difíciles, y necesitan de escuelas y colegios, para que sigan una educación formal, que les permita mejorar sus propias condiciones de vida. Lanzamos un grito de socorro para estos habitantes de nuestras selvas, que requieren con urgencia la atención de quienes si pueden prestárselas. De manera que recomendamos atender a los Yanomami, habitantes de nuestros bosques tropicales, quienes también son parte de nuestra querida Venezuela.
