lunes, 29 de noviembre de 2010

¡Urge Fondos de asistencia para las emergencias, por las lluvias torrenciales!


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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 29 de noviembre de 2.010


Hemos visto con pesar como la naturaleza ha causado estragos, con lluvias inclementes que han azotado poblados en diferentes regiones de Sur América, incluyendo nuestro país, donde abundan construcciones que no resisten los poderosos torrenciales aguaceros. Casas construidas en laderas peligrosas, sin permisos, ni planificación alguna, hechas a la vista de las autoridades, muchas de ellas quienes les han suministrado los materiales como bloques, cabillas y cemento para su construcción, sin planificación, ni orientación técnica, para realizar obras sólidas con todos sus servicios, en lugares aptos para ellas. Ciertamente en estos periodos de calamidad, surge la solidaridad entre muchos, quienes con desinterés suministran vestidos y alimentos para que sean distribuidos y lleguen a quienes sufren tales trastornos. Los Estados desarrollados tienen para esas eventualidades, fondos de capital constituidos para la asistencia y auxilio, que liberan al decretar la emergencia y disponen para asistir a esos pobladores castigados. La solidaridad, si bien surge entre particulares, también surge entre gobiernos y otros Estados, así como entre el Estado y los particulares o las empresas privadas, porque cada quien realiza de una manera natural, el apoyo que le permite su disposición financiera. Un buen gobierno se caracteriza por cumplir con quienes están en una situación disminuida y asume su responsabilidad, cuando la tiene, por no haber sido diligente en la construcción de viviendas, en la protección de la población indefensa, usando de una manera apropiada y transparente los recursos públicos, en casos de tragedias. Esos fondos de auxilio, son destinados también para compensar a aquellos quienes han sufrido tales calamidades, cuando el gobierno no les ha podido suministrar los servicios públicos que ameritaban y se les ha causado un grave daño. En países desarrollados, cuando por la falta de ejecución de determinadas obras públicas, o digamos por el mal estado de las carreteras, alguna persona sufre un daño en sus bienes o en su integridad física; por ejemplo cae en un hueco en una carretera y ello le ocasiona cualquier pérdida, el Estado responde por ello y si no lo hace, puede ser obligado a pagar todos los gastos producidos. Así como los gobiernos deben velar por mantener fondos de contingencias, nosotros individualmente también debemos hacerlo, por lo que recomendamos tomar previsiones, para mantener reservas que pudiesen sernos útiles para nuestra propia asistencia y de los demás en eventualidades como las que hemos estado viviendo.