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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 8 de agosto de 2.011
Todos tenemos necesidad de una vivienda y el derecho que esta sea adecuada, segura, cómoda, higiénica, con servicios básicos esenciales, de acuerdo al artículo 82 de nuestra Constitución nacional; pero no todos tenemos la posibilidad de su adquisición. Muchos empresarios quienes obtuvieron buenas ganancias facilitaron a sus trabajadores, créditos para que estos las adquirieran o construyeran, les hicieron un gran bien, pero no todos podemos contribuir con semejante empresa. El Estado, quien es el gran administrador, en cooperación con la empresa privada, con la banca y con los mismos beneficiarios, es quien puede y debe realizar esa labor. Construir más y mejores viviendas, en sitios planificados para ello, dotados de servicios, tales como aguas blancas y servidas, electricidad, ambulatorios y hospitales, mercados, escuelas, comercios, etc., es indispensable. Pero cuando es el Estado quien suministra las cabillas, el cemento, la arena, y la mano de obra, y escasean; sencillamente que la construcción se paraliza y las viviendas no se realizan. La necesidad surgida sobre la base de construir más, de manera planificada y ordenada se frustra y más aun cuando el Estado, en su afán de dar cumplimiento a esa garantía constitucional, fija su mirada en los bienes de otros. La naturaleza con su gran sabiduría, permite que cada mujer, dé a luz el número de hijos capaz de concebir, no les da el hijo de la vecina como propio. Lo normal es que cada quien tenga el suyo, al igual que cada quien tenga su vivienda. Es más, quien se casa, por el hecho de formar una familia, debería tener derecho a su vivienda, financiada por el Estado, claro cumpliendo con las condiciones requeridas para pagar ese préstamo. Si tenemos derecho a la vivienda, tenemos obligación de pagarla según su costo, su tamaño, sus comodidades, el lugar donde se encuentre, porque no es lo mismo, una vivienda nueva en un lugar dotado de todos sus requerimientos, en un lugar hermoso, que una pequeña, en un sitio donde la escasez es evidente. Todos tenemos diferentes capacidades financieras, al igual que distintos grados de conocimiento, de talentos y virtudes, por lo que no todos podemos asumir iguales compromisos. Los Estados prósperos son constructores de las grandes obras públicas que no pueden ser asumidas por los particulares y estimulan la construcción de las obras privadas, bajo los parámetros legales, pero mantienen a la legislación lo mas permanente posible, para lograr confianza y seguridad y planifican con mucha antelación, para que todos sepan cuáles son los programas y proyectos públicos. Por ello recomendamos que cada quien estudie y se prepare para el trabajo útil y próspero, pues sus aspiraciones de vivienda serán cumplidas, en la medida que puedan cargar con sus deberes de pago, siempre y cuando el Estado a través de sus gobernantes permita el desarrollo de un país de primera.
Fotos de viviendas, tomadas de la pagina Web:
http://www.google.co.ve/imgres?imgurl=http://www.arqhys.com/articulos/viviendas.jpg&imgrefurl=http://www.arqhys.com/articulos/sociales-viviendas.html&h=306&w=460&sz=36&tbnid=1NCelCtcv0jfUM:&tbnh=90&tbnw=135&prev=/search%3Fq%3Dfotos%2Bde%2Bviviendas%26tbm%3Disch%26tbo%3Du&zoom=1&q=fotos+de+viviendas&docid=WGNfZW-XI0xK3M&hl=es&sa=X&ei=PzZJTpC8E5LpgQfzk6H7Dg&ved=0CBwQ9QEwAA
