lunes, 8 de noviembre de 2010

¡Todo detenido es Inocente y merece buen trato!


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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 8 de noviembre de 2.010

Los Tribunales, son los encargados de ejercer el poder del Estado sobre los ciudadanos. Deben garantizar el cumplimiento del Debido Proceso, para que durante sus etapas y mediante el desarrollo de las pruebas, sea descubierta la verdad. La aspiración será que la aplicación de la sanción, sea compensatoria, de la mala acción cometida. Nuestra Constitución Nacional garantiza en su articulo 49 el Debido Proceso y la presunción de inocencia de todo enjuiciado, mientras no se pruebe lo contrario, lo que sucede con la condena. De manera que no se le debe llamar a nadie delincuente, aun si es detenido en flagrancia o cometiendo el crimen, antes de una sentencia condenatoria, y en todo caso se les debe llamar presunto delincuente, porque es el Juez competente, quien le dará el calificativo final. El funcionario público debe ser muy bien instruido para ejercer una función tan delicada como la de actuar en cualquier procedimiento donde este implicada la libertad personal. Debe ser cuidadoso con la persona que tiene al frente, porque si la prejuzga como delincuente, su acción estará desprovista de objetividad y hasta podrá torcer las declaraciones de un inocente, a quien podría inculpar y hasta contribuir a procurarle una sentencia injusta. Deberá tener consideración hacia el sospechoso, indiciado, implicado, presunto infractor, o imputado, para no contagiarse con el resentimiento, por el hecho de haber detenido o sometido a un juicio a una persona que considera mala, que tal vez por circunstancias ajenas a su voluntad y a su propia intencionalidad, actuó erradamente o le da esa apariencia. Debe tenerle respecto, a un creyéndolo culpable, porque esa culpabilidad que le atribuye, tal vez fue producto de circunstancias que no pudo controlar, que se les escaparon de sus manos y lo colocaron en una difícil situación, que lo pudo llevar a sufrir una pena grave. Igualmente debe tratar con gran consideración a los familiares del enjuiciado, porque son personas que también sufren, que se encuentran en un estado de debilidad tal, que cualquier indiferencia o mal trato verbal, los va a castigar, sin ninguna necesidad. Muchos, quienes cometen delitos, lo hacen por ignorancia, o por imposibilidad de acceder a una vida próspera y útil o porque sus sentimientos han sido heridos desde su infancia, han sido abandonados, maltratados o humillados, que crecieron con una sensación de desagrado, de aislamiento, de malestar interior, que los impulsa a cometer acciones dañinas, y el mismo castigo corporal, en vez de conducirlo hacia su propia superación, les va a intensificar ese resentimiento, que lejos de mejorarlo, lo va a deteriorar mas. Es necesario que el funcionario al servicio del Estado, sea mas tolerante con el ser humano sometido a juicio, no para que disimule el crimen, sino para que sea comprensivo con el presunto criminal, puesto que él mismo sin quererlo, podría estar en esa situación. ¡Por lo que nuestra recomendación es que si no eres Juez, no juzgues a otro para que no seas juzgado!