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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 4 de octubre de 2.010
Todos merecemos vivir en ciudades de primera, con excelentes servicios públicos o privados, adecuadas para cubrir nuestras necesidades, con buenas vías y carreteras, trenes subterráneos y aéreos, ambulatorios con personal y equipos de emergencias, hospitales, clínicas, guarderías, escuelas, colegios y universidades, que permitan a todos los jóvenes estudiar cómodamente y los ya dispuestos para el trabajo se ocupen en instituciones, empresas o lugares aptos para sus labores, grandes centros de comercio y mercados, restaurantes, posadas y residencias, campos deportivos y de recreo, museos, teatros y templos, en fin ciudades hermosas con sus calles arboleadas, jardines con sus flores y fuentes de aguas danzantes, bellas esculturas y pinturas; con gobernantes de mentes abiertas al bienestar de la población, a la prosperidad y a la riqueza de la Nación. Pero vamos a referirnos a nuestra querida Caracas, contaminada visualmente con pinturas chocantes y mensajes grotescos. Hay graffitis en sus paredes, algunos excepcionalmente buenos, pero otros, hasta en los márgenes del rio Guaire, pintados sobre una costosa obra cinética del maestro Carlos Cruz Diez. ¡Qué ignorancia! No niego que quienes hacen esas figuras simbólicas, sean extraordinarios artistas, dignas sus obras de ser expuestas en reconocidos Museos. Pero quienes con ánimo de expresar sus notables facultades, por una rebeldía innata, pintan garabatos y feas figuras, ensucian las paredes y contaminan el ambiente. Algunos son letreros muy bien realizados con curvas de sutil belleza, pero que no dicen nada y en otros con frases que lejos de agradar, muestran un lado oscuro. Son increíbles los lugares donde las estampan, hasta en elevadas propagandas a veces a más de 10 metros de altura, demuestran una maestría en el arte del equilibrio, pero que deterioran la visión. Variadas figuras en las paredes usan emblemas de estrellas de cinco o seis puntas, desconociendo su significado distorsionan su uso. Si bien los graffitis podrían ser una expresión de lo bello, no deben contaminar el ambiente. Nuestra recomendación es que los grafiteros enaltezcan su arte, que estudien las extraordinarias figuras de los mandalas, el misterio de la geometría de la naturaleza, de la Flor de la Vida, que imiten la originalidad de los círculos de las cosechas en los campos Ingleses. Que engrandezcan su arte, que lo estudien y lo promuevan, que seguramente les proporcionará medios suficientes de vida, al ser reconocidos por quienes estarán dispuestos a pagar buenas sumas por poseer sus obras. Mantengamos limpias nuestras ciudades y pintémoslas de alegría, de hermosas figuras, que nos recuerden todo lo bueno que tenemos y que debemos agradecer.
Imagen tomada de Internet.
