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Pedro J. Ramírez Perdomo
Lunes, 21 de febrero de 2.011
No podemos negar que desde comienzo del pasado siglo y mas aceleradamente después de la mitad del mismo, la humanidad ha tenido un progreso vertiginoso. Podemos trasladarnos en aviones, en helicópteros, en buques o vehículos, recorriendo en minutos u horas, distancias que sin esos medios se realizarían en lapsos interminables, sino imposibles. Que seres tan valientes aquellos que con inconmovible certeza, visión y confianza propia, arriesgaron todo, para demostrar que la navegación por aire, por agua o tierra era factible, perfeccionando esos instrumentos y tantos otros que hoy podemos usar. Los vehículos, cualquiera que ellos sean, no dejan de ser una demostración del esfuerzo, paciencia, sabiduría y valor, que apenas tomamos conciencia cuando los utilizamos. Vivimos una época acelerada e irrepetible y disfrutamos de invenciones en la medicina, en la mecánica, en la electrónica, en la cibernética, en las comunicaciones, tenemos amplios conocimientos sobre la biodiversidad y el medio ambiente, que unos aprovechan y otros ignoramos. Mucho se habla del notable progreso tecnológico, económico, social y político, pero a su vez observamos una enorme ignorancia y una pobreza que llega a extremos, de una humanidad que no ha progresado al mismo ritmo de aquellos adelantos. Conflictos, peleas y guerras inútiles, que destruyen lo que otros han construido. Y entre ese vaivén de altos y bajos, de éxitos y fracasos, la humanidad se desenvuelve, sin saber a donde va, de donde viene y que hace acá. Tener una mente focalizada en el placer inmediato, en la mera satisfacción de las necesidades propias, desconociendo las bondades del progreso, la satisfacción del trabajo bien hecho, en el deseo de bienestar de otros, en el cumplimiento del deber de una manera responsable, es ponerle trabas a la corriente natural que obliga a perfeccionar todo, a alcanzar nuevas metas, nuevos descubrimientos, nuevas formas para mejorar la vida. Eso significa que los seres humanos debemos tomar conciencia sobre la necesidad de aprender, de mejorarnos, de educarnos y de contribuir al mejoramiento de los demás, sin que haya necesidad del conflicto y en caso de que este surja, su solución sea a través de medios de solución pacíficos. Hay tal sinnúmero de circunstancia y fórmulas tan diversas para llegar a acuerdos y vivir sin las alternativas de malestar, que se hace necesario que nos activemos en nuestra superación, que aprendamos y progresemos, porque hay muchas cosas buenas para todos. Por lo que recomendamos que hagamos nuestra vida útil y prospera, agradeciendo lo que tenemos y lo que podamos dar, que trabajemos con la certeza que el mañana será mejor y mejor, pues no hay límites al bienestar ganado legítimamente.
Web: Foto tomada de: http://www.fotolog.com/veaendemia/17405412
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