lunes, 31 de mayo de 2010

¡Igualdad y Nueva Armonia!

RECOMENDACIONES DE LA SEMANA

RADIO MI CONDOMINIO.COM
PEDRO J RAMIREZ PERDOMO
www.propaz.org
Lunes, 12 de Abril de 2.010.

Cuantos han tenido el noble deseo de proponer un cambio a la sociedad, para que todos vivamos felices. Podríamos decir que es una constante universal. Muchos de esos planes se han basado en la idea que todos somos iguales y que el bienestar debe ser comúnmente compartido. ¿Cuántos no han descubierto, en su criterio, los males que provocan que la sociedad produzca enormes desigualdades y catalogan tal hecho como la causa de todo mal? Cuantos no han deseado hacer surgir el hombre nuevo, con planes y proyectos?. Hay quienes han creído que todos podemos ser iguales y felices, y que esas características surgen al crear un buen ambiente, donde todos tengamos lo necesario. Pero esos proyectos se han venido abajo, tal vez por la sencilla razón que somos todos diferentes y no podemos ser igualados forzosamente. No hay duda que como personas, somos iguales, hayamos nacido en la China o en Indonesia. Tenemos cuerpo, emociones, mente y algunos dicen que espíritu también. Tenemos necesidades físicas, como hambre, sed, deseo de trabajo y descanso, necesidades emocionales, como las de sentirnos bien, y mentales, como las de aprender, así sea solo las de hablar. De manera que si desde ese punto de vista nos consideramos iguales, ciertamente lo somos, pero luego vienen las complejidades. Tenemos un cuerpo físico, que normalmente está conformado por la cabeza, el tronco y las extremidades, sin embargo unos son mas grandes que otros, mas gordos o mas flacos, unos sanos y otros no, y a veces nos revelamos contra la naturaleza, por habérsenos desprovisto de algún sentido o facultades o por ver en otros mayores talentos.
En el año de 1.824, un Ingles establecido en Luisiana, USA, de nombre Roberto Owen, se propuso remediar los abusos sociales imperantes en su época, proponiéndose rehacer el mundo y desterrar de él la discordia y la pobreza, cortando de raíz según él, la causa de todos los males, la propiedad particular y el dinero. Adquirió un Campo de 12 Mil Hectáreas, con casas, molinos y fábricas, en tan prospera situación, que lo bautizó con el nombre de “Nueva Armonía”, a la que invitó a muchos a participar.
Ya él tenia experiencias en Escocia, donde anexas a sus fabricas textiles, habia levantado escuelas para los empleados menores de edad y casas cunas para los hijos de obreras, construyó para sus operarios casas modernas. Ejerció una gran responsabilidad social con sus trabajadores y quiso reproducirlo en Nueva Armonía, abriéndolo como un reino de paz, trabajo y fraternidad, a todos quienes quisieran establecerse allí. Llegaron de muchas partes, movidos por múltiples y diferentes deseos. Para los 800 fundadores de aquel nuevo mundo, todo resultó perfecto y de fácil armonía, en el primer verano que pasaron. Los cultivos, los rebaños, la abundancia de peces en el río, dieron alimentos para todos. Owen viajó a Inglaterra por razones de negocios y a su regreso trajo a personas notables por sus talentos y obras, para cooperar. Se redactó una Constitución para Nueva Armonía, donde todos tenían que trabajar y todos eran participe de los frutos en igual grado. Era obligatorio vivir en casas comunes, vestir y comer igual. Los utensilios y las tierras eran comunes, puesto que se vivía en una familia grande y feliz. No tardaron en aparecer nubarrones en aquel cielo limpio. Algunos se quejaban que una vez almacenado el fruto de su trabajo, los zánganos de la comunidad se aprovechaban de él. Las habituales normas de responsabilidad moral se fueron resquebrajando y al faltar el incentivo para realizar grandes obras, el inicial entusiasmo y la ambición de los habitantes de Nueva Armonía, se redujo a la de “ir viviendo”, sin ninguna esperanza de mejorar su condición. Los que tenían talentos especiales o aptitudes diferentes, no podían emplearlas, porque todo el mundo estaba obligado a hacer las mismas tareas. Así había músicos que ordeñaban las vacas, geólogos pegando botones, mujeres que no lavaban la ropa de la familia, sino la ropa en el lavadero comunal. El cuidado y la educación de los niños se puso al cuidado del Estado, lo que no produjo mucho agrado. Como consecuencia de ello, el descontento, la falta de orden, la inconformidad surgió en aquel Estado perfecto, la esperanza popular de “Hasta que las cosas mejoren”, se le otorgaría a Roberto Owen, poderes absolutos para dirigirlos, quien lo aceptó como un deber de conciencia, dadas sus buenas intenciones. Pero la dictadura fracasó, por la elevación de carácter y sublimidad de los ideales de Owen. La armonía duró no más de dos años. Owen nunca quiso fundar su ensayo de comunidad ideal, ni en la fuerza o la violencia, ni logró fundarla en la gracia de una Comunidad Religiosa. Con ensayos como este, donde la igualdad ha estado como norma, aun existe Nueva Armonía como testimonio elocuente de lo que no se debe hacer.

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